No tener muy bien nuestra autoestima nos puede llevar como adultas/os a vincularnos a personas que no están emocionalmente disponibles o que nos ofrecen relaciones montaña rusa (donde los sentimientos vienen y van y la presencia del otro/a es escurridiza). O personas que siempre tienen una crítica a hacer y poco reconocimiento que ofrecer y nos hacen sentir cada vez más pequeñitas/os.
👉🏼¿Esto podría tener que ver con un pasado donde nuestros referentes emocionales no nos supieron demostrar ese amor como nosotras/os lo necesitábamos, o no nos sentimos queridas/os por ellos, o nos mostraron un amor ambivalente o condicionado...?
¿Puede que, de todo ello nuestra niña/o interior aprendiera que ese amor no estaba ahí porque no lo merecía?
Me atrevería a decir que una y otra cosa están muy relacionadas.
Que, tras tanta experiencia de apegos poco sanos y vínculos condicionados, nuestra mente haya integrado (de manera inconsciente) que ese tipo de amor es el que merecemos.
Y es entonces, como con toda creencia limitante sucede, que no sabemos contemplar otras posibilidades ante esta realidad.
Porque ¿puede que lo aprendido sea erróneo? Ya que nuestra lectura está basada únicamente en nosotras/os, olvidando que en todo escenario siempre hay más de un/a protagonista.
Vemos entonces la importancia de cambiar lo que nos decimos, porque, aunque podamos sentirnos poco merecedoras/es de amor.
“¡Mereces que te quieran, aunque tú no lo creas!”
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